martes, 30 de octubre de 2012

EL SIGLO XVIII

Tema 2.- Raíces… Edad Moderna (ss. XVI-XVIII).
El siglo XVIII (Decretos de Nueva Planta, Características políticas, sociales y económicas del Antiguo Régimen. La Ilustración en España y Castilla-La Mancha).
LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA (1700-13)


La muerte sin descendencia del rey de España Carlos II no cogió desprevenido a nadie. Él había dispuesto en su testamento que su heredero debía ser Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV de España. La negativa del otro candidato a respetar dicho testamento llevaría a la guerra por la sucesión del trono español. Éste era el Archiduque Carlos, segundo hijo del emperador Leopoldo I de Austria (que fue yerno de Felipe IV) y bisnieto de Felipe III.
La Guerra de Sucesión tiene 2 escenarios:
-      Es una guerra internacional por la hegemonía europea.
-      También una guerra civil dentro de la monarquía hispánica, ya que hay discordias sobre qué candidato apoyar, Borbón o Habsburgo.

BANDOS:
1)   El bando pro-Borbón lo integran:
·         la poderosa Francia de Luis XIV, que lo dará todo por su candidato.
·         Dentro de España, los territorios de Castilla, País Vasco y Navarra. La primera porque se siente beneficiada de la estructura centralista que sabe que van a traer los Borbones, y los demás territorios porque no tenían opción estando situadas entre ambas.
·         Baviera, el mayor estado alemán del sur, que resultará arrasado en esta guerra.
Retrato de Luis XIV, por Bernini

2)   El bando pro-Habsburgo: está compuesto por
·         Leopoldo I de Austria, que lucha por dar a su segundo hijo un trono.
·         Gran Bretaña (Inglaterra ha firmado una unión con Irlanda y Escocia), que ansía sacar partido del vasto imperio colonial español.
·         Las Provincias Unidas, temerosas del expansionismo francés hacia el Rhin, y con apetencias territoriales en los Países Bajos españoles y sus colonias americanas.
·         Dentro de España tendrá el apoyo de los territorios con fueros o privilegios especiales, es decir, los reinos de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca.
·         Saboya, un estado vecino de Francia, temeroso de su expansión.
·         También intervinieron Portugal, aliado de Gran Bretaña, y Prusia.

Leopoldo I, archiduque de Austria

DESARROLLO DE LA GUERRA

La guerra comienza cuando las tropas francesas ocupan los Países Bajos españoles para asegurárselos para el heredero legal, Felipe.
Como respuesta, los austríacos invaden Baviera y ocupan sin lucha las posesiones españolas en Italia que permanecerán bajo su poder toda la guerra.
Los principales escenarios europeos serán la frontera entre el Imperio Alemán y Francia y también, de nuevo, la frontera entre los Países Bajos españoles y Francia, tras la conquista de aquéllos por el bando austracista.
En la península, el archiduque Carlos acudirá a través del Mediterráneo, con apoyo marítimo holandés e inglés, desembarcando con tropas en la Corona de Aragón, desde donde se dirigirá a Madrid y se coronará Carlos III de España.

Retrato del Archiduque Carlos, el candidato de la dinastía Habsburgo

Felipe de Borbón, una vez que dispuso de efectivos franceses, marchó hacia Madrid, haciendo retroceder al archiduque (aunque volvería a perder la capital).
El hecho más relevante de este periodo fue la ocupación de Gibraltar por los británicos en 1704. Su omnipresente flota intentó hacerse con Cádiz, pero decidió dirigirse hacia otro objetivo estratégico y más sencillo, Algeciras o Gibraltar. Se optó por esta, dada la escasa guarnición que la defendía.


Quizá el acontecimiento decisivo de la guerra fue la batalla de Almansa (1707) en la que el ejército franco-español derrotó a las tropas del archiduque, que tuvo que salir de la península. Este golpe asestado en un lugar tan estratégico abrió las puertas del reino de Valencia a Felipe V, que inmediatamente abolió sus fueros con el primero de los Decretos de Nueva Planta. Meses más tarde le ocurriría lo mismo a Aragón.

La batalla de Almansa (1707)

En 1708 los británicos ocuparon Menorca.
A continuación, el bando borbónico consiguió otros éxitos decisivos también en Castilla-La Mancha, cerca de Madrid: las victorias en Brihuega y Villaviciosa (1710) provocaron la pérdida definitiva de la capital para el bando austracista, y el archiduque tuvo que evacuar la península.


En 1711 tuvo lugar un hecho fundamental para el desarrollo de la guerra y no fue un acontecimiento militar. José I, el emperador de Austria, hijo de Leopoldo I, murió, con lo que el archiduque Carlos pasaba también a ser rey de Austria. Si conseguía hacerse con la corona hispánica se reeditaría el Imperio de Carlos V, así que sus aliados le van retirando su apoyo. Las Provincias Unidas cesan la lucha, agotadas, y pronto también lo hará Gran Bretaña, ante la oposición de la burguesía al alargamiento del conflicto.
Barcelona continuó sola la lucha a pesar de haberse firmado ya el Tratado de Utrecht (1713) y fue sitiada por Felipe V de 1713 a 1714, año en que Cataluña perdió sus fueros. El Reino de Mallorca fue ocupado en 1715 y también se aplicaron los Decretos de Nueva Planta en 1716.
La última resistencia de Barcelona, idealizada por Antoni Estruch
La paz de Francia y España con todos los aliados, excepto Austria, se firmó en Utrecht en 1713 con ésta en 1714 en Rastatt, de ahí que se le llame Tratado de Utrecht-Rastatt. Las potencias europeas aceptaban a Felipe V de Borbón ser nombrado rey de España con una serie de condiciones. Las cláusulas del Tratado de Utrecht son funestas para la historia de España:
·         Cesiones territoriales:
-      A Austria: Nápoles, el Milanesado y Cerdeña en Italia y los Países Bajos Españoles.
-      A Saboya: Sicilia, que luego cambiaría a Austria por Cerdeña.
-      A Gran Bretaña: las estratégicas Gibraltar y Menorca, ocupadas durante la guerra.

Consecuencias territoriales del Tratado de Utrecht

·         Económicas: exigidas por Gran Bretaña. Ésta obtiene el Navío de Permiso y el derecho de asiento de negros. Lo primero consiste en el permiso de envío de un barco anual para comerciar con América. No parece nada, pero supone el fin del monopolio español en las colonias de forma legal. El derecho de asiento de negros es el derecho a vender esclavos negros en América, un negocio muy lucrativo, antes en manos de los portugueses.
·         Políticas: inmediatamente, Felipe V renunciaría a sus derechos sobre el trono francés, para evitar una posible unión de ambos reinos.

Las consecuencias del tratado son:
§  La entronización de la dinastía Borbón en España.
§  Alianza franco-española en adelante, frente a la tradicional con Austria.
§  La monarquía española se vuelca al Atlántico, a América, por la pérdida de su Imperio europeo.
§  Equilibrio europeo en el continente.
§  Relegamiento de España a un segundo plano en política internacional.
§  Implantación del centralismo administrativo en España por la fuerza mediante los Decretos de Nueva Planta.
§  Fin del monopolio del comercio americano con España.
§  Etc, etc.

EL REINADO DE FELIPE V (1700-46)

LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA:

La primera parte de su reinado está marcada por la guerra. Sin embargo, gracias a ella, lleva a cabo una gran reforma administrativa, uno de los apartados especificados en nuestro temario, los Decretos de Nueva Planta. Ya hemos dicho las fechas en que se implantan, pero, ¿qué son?

Considerando haber perdido los reinos de Aragón y Valencia y todos sus habitadores por la rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo rey y señor, todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que gozaban y que con tan liberal mano les habían concedido, así por mí como por los señores reyes mis predecesores (…) he juzgado por conveniente, así por esto como por mi deseo de reducir todos mis reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, gobernándose igualmente todos por las leyes de Castilla tan loables y plausibles en todo el Universo, abolir y derogar enteramente como desde luego doy por abolidos y derogados todos los referidos fueros y privilegios de prácticas y costumbres hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla y al uso y práctica y forma de gobierno que se tiene y se ha tenido en ella y en sus tribunales, sin diferencia alguna en nada (…)”.
Decreto de 29 de Junio de 1707

Toma decretazo. No nos extraña, Su Majestad Felipe V, que tengan su retrato real colgado boca abajo en Játiva.

Los Borbones habían uniformizado la vieja administración del país galo en el XVII. Luis XIV, gracias a la revuelta nobiliaria de La Fronda, había sometido a la nobleza y a las Cortes y había creado la primera monarquía absoluta de Europa.
El centralismo borbónico era conocido por todos, de ahí el posicionamiento de los diversos reinos hispánicos tras la muerte de Carlos II.
Ya Olivares había intentado cierta uniformización, y había tratado de cercenar esos privilegios de los territorios de la Corona de Aragón, ese reino con forma de federación y leyes y lenguas distintas, con la Unión de Armas, pero resultó un rotundo fracaso que casi disgrega la monarquía hispánica. Aún no era el momento propicio.
El momento llegaría con el apoyo en la Guerra de Sucesión de dichos territorios al archiduque. Conforme avancen las tropas de Felipe V, duque de Anjou, se van a ir publicando decretos como el que hemos indicado más arriba. Se abolen los privilegios, costumbres,  exenciones (fiscales), fueros (leyes) etc. primero de Valencia y Aragón (1707), los de Cataluña (1714) y finalmente, del reino de Mallorca (1716). Castilla apoya al Felipe de Borbón consciente de que su victoria aliviaría el peso que recae en su territorio siempre que los reyes necesitaban hombres y dinero.
Significativo será, por tanto, que se impongan las leyes de Castilla, que dejaban mayor margen de maniobra a la monarquía. Así, se impone como lengua oficial el castellano, deja de existir la frontera física entre Castilla y Aragón, puesto que desaparecen las aduanas, se establece la misma moneda para todo el reino, etc.
Sólo van a mantener sus fueros especiales los territorios que juraron lealtad a Felipe V, es decir, los territorios vascos y el reino de Navarra, con lo cual, su obra de uniformización administrativa del reino quedaba inconclusa.
Por tanto, se puede decir que Felipe V fue el creador de la monarquía absoluta en España en el XVIII.
Ahora se puede decir que existe España:
1.   El territorio nacional se corresponde al actual, excepto las colonias. Ya no es una confederación de reinos europeos.
2.   Existen las mismas leyes y lengua para todo el territorio de la Corona, es decir, uniformidad administrativa.

POLÍTICA EXTERIOR:

La familia de Felipe V, por Van Loo

Nada más hacerse con el control de España, buscó recuperar los territorios italianos que consideraba legalmente suyos, conquistando Cerdeña y parcialmente Sicilia. Para ello, firmó el primero de los llamados “Pactos de Familia”, que suponen un acuerdo formal o alianza entre los borbones franceses y españoles en política internacional. Sin embargo, la reacción de las potencias europeas a esta amenaza fue tal, que tuvo que renunciar a ello.
Estas intervenciones exteriores responden a las siguientes cuestiones:
§  la recuperación militar española.
§  el apoyo diplomático francés.
§  al deseo de recuperar territorios que le correspondían. Esta apetencia fue atizada por el propio archiduque Carlos que aún tampoco había renunciado a la Corona de Aragón.
§  la presión de la segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, que veía como sus hijos quedarían relegados del trono español y quería colocarlos en algún principado italiano.
Así, la solución, a costa de Austria, fue la entronización de su hijo Carlos, otro Borbón, como rey de Nápoles, a condición de que no se uniera a España, y del otro hijo como duque de Parma (por el Segundo Pacto de Familia, en ocasión de la Guerra de Sucesión de Austria).
En 1724 abdicó en su hijo, Luis I, que murió en cuestión de meses, con lo que tuvo que ocupar de nuevo el trono.


Otras reformas administrativas y políticas, copiadas de Francia, fueron:
·         Se crean nuevas divisiones administrativas: en lugar de reinos el territorio pasó a estar dividido en provincias, y el cargo de Virrey fue sustituido por el de capitán general, al frente de cada provincia colocaron a un capitán general con poder militar y administrativo que ejercía como gobernador. La Corona quiso tener un control detallado de cada territorio, enviando a los intendentes, funcionarios reales que inspeccionaban el gobierno de cada provincia en interés del monarca.
·         La creación de las secretarías de estado (Justicia, Marina, Hacienda, Guerra e Indias), que sustituyen al antiguo sistema de consejos. Ahora este sistema se va pareciendo más al actual compuesto por ministerios, ya que hay un Consejo de Ministros.

REINADO DE FERNANDO VI (1746-59)


Afectado también como su padre por crisis emocionales, prefirió una política exterior sin conflictos, y se centró más en la protección de las artes. Así, fundó la Real Academia de Artes de San Fernando, concibiendo la cultura y las artes como de interés nacional. También durante su reinado se inició la elaboración del Catastro de Ensenada, que se finalizó con Carlos III, donde hablaremos de él.
EL REINADO DE CARLOS III (1759-88): EL DESPOTISMO ILUSTRADO

Cuando a la muerte de su hermano, recae en él el trono español, se suscita miedo en Europa, pero para no desencadenar una reacción europea, debe renunciar al trono de Nápoles. Allí se dice que dejó tristes a sus súbditos a su marcha, pues tenía fama de buen monarca. Lo fue.
A su llegada a España, trae consejeros y ministros italianos, algo no siempre bien visto. El famoso Motín de Esquilache (1766) es precisamente una revuelta popular contra uno de ellos. Antes se estudiaba que fue provocado porque, para mejorar la seguridad de las calles de Madrid, había ordenado prohibir el capote y sombrero españoles, sustituyéndolos por el sombrero de tres picos y la capa corta italiana. Pero es una visión simplista. Con los años, se ha visto cómo hacia las mismas fechas suben los precios del pan, lo que calienta los ánimos del populacho. También se ha investigado la implicación de la Iglesia, puesto que el clero podía movilizar al pueblo llano a través de sus sermones, y precisamente Esquilache intentó recortar los poderes de la Inquisición. El resultado fue la deposición de dicho ministro extranjero.
Aunque es un hecho a la vista poco importante, supondrá el inicio de una cuestión cada vez más frecuente: populacho enardecido, hambrunas y penuria, protestas y deposición del gobierno. Hasta ahora no era nada común, pero veremos que lo será en el XIX.
Es un indicativo de que el mundo está cambiando.

Aquí vemos cómo a la izquierda se recortan capas y cosen sombreros, a la derecha un personaje
que se resiste, y finalmente, en medio, un individuo ya vestido al corte italiano

Esta introducción nos permite dar pie a explicar qué es el Despotismo Ilustrado. Déspota es alguien que gobierna si escuchar a nadie. La Ilustración es un movimiento cultural que alcanza todas las esferas del saber, que tiene lugar en Europa y América en el XVIII, y que se basa en el uso de la razón como base de cualquier estudio. Para nuestra materia supondrá que todo sistema administrativo o político, la organización de la marina y el ejército, etc. deberá ser racional, no porque “se venga haciendo así toda la vida”. Esto supondrá algo revolucionario, pero los cambios habidos no serán una revolución, puesto que el Despotismo Ilustrado supone un empleo parcial de los ideales de la Ilustración por parte de los monarcas absolutos europeos, sólo reformarán lo que les convenga. Esto lo refleja el conocido lema “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Así, los gobiernos absolutistas buscarán racionalizar la recaudación de impuestos, y aumentar el poder de los monarcas, pero no emplearán demasiados fondos para crear colegios, por ejemplo. Y es que hay que recordar que, según los ilustrados, el fin último del gobierno era “conseguir la felicidad de sus súbditos”.

Las reformas en América en el XVIII con los Borbones (no sólo con Carlos III) son un ejemplo de racionalización, mejora de la administración y de fortalecimiento del Estado.
Con los tratados de Utrecht, España deja de mirar a Europa y se vuelca al Atlántico, a esa América que era su mejor legado y fuente de riqueza. En el XVII había decrecido el flujo de metales que venían de allí y el comercio había disminuido, con el aumento del contrabando. Los Borbones acabarán con esta situación.
Se busca recuperar el perdido dominio de los mares. Para ello, se busca renovar la armada, creando Astilleros Reales o atarazanas en Cádiz, Ferrol y Cartagena, y también las academias navales. El Santísima Trinidad, buque insignia español en la batalla de Trafalgar, era el más moderno del mundo, el único con tres puentes hasta el momento.
Gracias a estas mejoras, se puede controlar mejor el comercio con las colonias y perseguir el contrabandismo, consiguiendo así impulsar la economía española.
El traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz (1717) también perseguía mejorar el comercio colonial, pero la decisión más audaz fue la publicación del Decreto de libre comercio de 1778, que permitió la libertad de intercambios entre trece puertos españoles y veinticuatro americanos. Esto impulsó el comercio y también regiones y sectores que antes no comerciaban con América, como la industria textil catalana. La total apertura de los puertos americanos se decretó en 1788.
También en América hubo reformas administrativas con los Borbones. Así, el enorme virreinato del Perú fue dividido en otros tres, el de Nueva Granada, Perú y del Río de la Plata. Igualmente, se implantó el sistema de intendencias con resultados positivos, puesto que estos delegados reales redujeron notablemente la corrupción de los gobiernos regionales y locales. El flujo de metales preciosos alcanzó cifras mejores que en el XVI.

Fortaleció el poder real con la expulsión de los jesuitas de España (1767). Como en otros países, que ya lo habían hecho, esta orden había acumulado enorme influencia, política (la instrucción en las altas esferas sociales se hacía en colegios de jesuitas) y económica (enormes propiedades fruto de donaciones y exenciones fiscales concedidas). Por ejemplo, en la zona de Paraguay (reducciones) eran prácticamente un estado autónomo.

La recuperación económica conllevó a una revitalización de la Armada y del ejército, por lo que Carlos III llevó una política exterior más activa que su fallecido hermano.
Revitalizó los Pactos de Familia, firmando el tercero, con ocasión de la Guerra de los 7 Años entre Gran Bretaña y Francia (1756-63), pero resultó un fracaso. Los ingleses ocuparon Manila y La Habana. La paz supuso para España la pérdida de la Florida, aunque los franceses, que también habían perdido el Canadá, nos cedieron en compensación la Luisiana (en torno al Mississippi).
Como consecuencia de esta guerra, las colonias británicas en América no sólo tuvieron que combatir y ver su suelo devastado, sino que la Corona le subió los impuestos. Éstas fueron las causantes de la Guerra de Independencia de EEUU. Era el momento esperado por los Borbones para la revancha. En 1783 España recuperó Menorca y Florida, pero no Gibraltar.

Dentro del ámbito cultural, los Borbones siguieron las ideas de la Ilustración. Crearon diversas academias, como la de Bellas Artes de San Fernando, la Real Academia de la Lengua y la de Historia, o fundaron el Museo del Prado.
En época de Carlos III aparecieron los primeros periódicos.
También surgen las Sociedades Económicas de Amigos del País, que intentan plantear mejoras económicas. Se creó una, por ejemplo, en San Clemente.
La política urbanística de Carlos III en Madrid le hizo merecedor del apodo del “rey alcalde”. Aún su escultura en bronce preside la Puerta del Sol, y la Puerta de Alcalá es uno de los monumentos más visitados. También los Borbones crearon palacios, como el Palacio Real de Madrid (Felipe V), a imitación de Versalles, el de la Granja, el del Buen Retiro, la residencia veraniega de Aranjuez,…
Como casi anécdota, citar que crearon la bandera, cuya función era distinguir nuestros navíos de los extranjeros y enemigos; asimismo, Carlos III convirtió en marcha real (nuestro himno) la marcha militar (por eso no tiene letra) que le regaló Federico II de Prusia, el gran déspota ilustrado de la época. Los símbolos de la “nación” serán más importantes en el XIX.

Para finalizar, volvemos a hablar de reformas económicas, muy del talante Ilustrado: la creación de Reales Fábricas, la colonización de Sierra Morena y la reforma tributaria.
1)    El pensamiento económico de la época, el Mercantilismo, buscaba proteger el mercado interior poniendo elevados aranceles o impuestos a los productos extranjeros. Sin embargo, España seguía importando objetos de lujo, o ciertas manufacturas complejas a otros países. De ahí la iniciativa de los Borbones de crear las manufacturas reales como las de La Granja (vidrio), Sevilla (tabaco), Santa Bárbara (tapices), y en Castilla-La Mancha la Real Fábrica de Paños de Guadalajara o la de pólvora en Riópar (Albacete).
2)    Dentro del pensamiento económico ilustrado destacan los fisiócratas. La fisiocracia defiende la agricultura, ese sector fundamental, del que depende todo, y al que los gobiernos no le prestan atención. El pensamiento fisiocrático está detrás de la creación de canalizaciones para el riego como el Canal de Castilla o el Canal Imperial de Aragón.
Sin embargo, su obra más importante fueron las nuevas poblaciones de Sierra Morena o la colonización de Olavide. Este ministro emprende una iniciativa reformista sin tocar el régimen señorial, pero el miedo que sembró en la nobleza lo acabó por expulsar del poder.
Pretendía poner en explotación las tierras de uso ganadero de Sierra Morena, que estaba prácticamente despoblada, y así, creando nuevas poblaciones, también ayudaría a erradicar el bandolerismo que existía en la zona.
El proyecto suponía la roturación de enormes terrenos, que se entregaban a los colonos, en su mayoría alemanes de zonas católicas (Baviera). Las parcelas eran de igual tamaño, como las casas que se entregaban. Esto era revolucionario, puesto que creaba una sociedad sin diferencias de clase. Las aldeas que se crean tienen una planta cuadriculada, racional, en consonancia con los vientos de la Ilustración. Allí no hay nobles, pero sí se afianza la autoridad real y de la Iglesia.
Estas nuevas poblaciones más importantes fueron La Carolina, La Luisiana, Guarromán (Jaén) y La Carlota (Sevilla).

Cuadro alegórico que representa a Carlos III dirigiendo la organización de las nuevas poblaciones
3)    El fin último del Catastro de Ensenada, iniciado en el reinado de su hermano, era hacer un inventario de propiedades y propietarios del reino, para establecer un impuesto proporcional, algo que no se llegó a realizar (porque también hubo oposición a las reformas, como vimos en el caso de Esquilache). Sí es de un gran valor histórico. Los registros de personas físicas son los Censos, que también se empiezan a realizar ahora, para contabilizar los habitantes del país.

Los principales ministros ilustrados fueron Campomanes, Jovellanos, el conde de Floridablanca, el marqués de la Ensenada,…


EL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808)


El reinado de Carlos IV está determinado desde sus inicios por la Revolución Francesa (desde 1789).
Monarca bastante incapaz, desde los comienzos de su reinado, mantuvo los ministros de su padre Carlos III, como Floridablanca.
Ante el desarrollo de los acontecimientos en Francia, Floridablanca estableció el llamado “cordón sanitario” en la frontera con el reino vecino. Consistía en:
La prohibición de pasar cualquier libro o publicación (panfletos, folletines,…) con ideas referentes a la Ilustración, a los hechos que estaban sucediendo allí, etc., es decir, censura.
También un control más férreo y estricto de las personas que entraban a nuestro país.
Estas medidas también fueron llamadas popularmente “pánico de Floridablanca”.
Vamos a resumir un poco qué está pasando en Francia para tenerlo todo más claro, por tanto, es introductorio.
La Hacienda francesa está en la quiebra. Los enormes gastos de Corte y las guerras del XVIII, que conocemos por los Pactos de Familia, provocaron ya una bancarrota a mediados del siglo. Y lejos de solucionarse su situación, ésta había empeorado. A ello hay que añadir el importante crecimiento demográfico de finales de siglo y la época de malas cosechas que siempre es un mal cimiento. Los ministros proponen al rey Luis XVI que sólo se podría mejorar la situación financiera del reino haciendo extensible el pago de la “talla”, el impuesto común, a los privilegiados. Algo así era revolucionario, pero el rey se ve forzado así por la situación económica. Ya hemos visto como en España los ministros reformistas de Carlos III habían propuesto hacer un impuesto general y proporcional (pagan más los que más tienen), pero no se pudo aplicar por la fuerte oposición.
Para solicitar un impuesto, como ya sabemos, los reyes tenían que convocar las Cortes, llamadas Estados Generales en Francia. Allí los representantes de los privilegiados, el clero y la nobleza, se negaron a pagarlo, pero los que representaban al Tercer Estado o pueblo llano, ya que están reunidos, deciden no disolverse hasta dotar al reino de una Constitución. Se consideran Asamblea Nacional, puesto que representan al 85% de la población francesa, y por eso se constituyen como Asamblea Constituyente (para hacer una constitución). Éstas son las primeras fases de la revolución.
El pueblo de París se echa a la calle y protagoniza incidentes armados, como la famosa toma de la Bastilla el 4 de Julio, contra el poder real. Parte del ejército también apoya las reformas y colabora con los insurrectos.
En 1791 el rey es obligado a jurar la Constitución, la segunda de la época reciente, tras la de EEUU.  Un recorte de poderes al Rey impuesto por el populacho y la exigencia de derechos por parte de éste es algo que alarma a las clases privilegiadas de toda Europa y a sus monarcas. Desde los inicios de la Revolución, los nobles que huyen de Francia cuentan los “desastres” que están teniendo allí lugar y presionan a los monarcas absolutos para actuar (los que huyen son personas muy ricas e influyentes, de la alta sociedad). El mismo rey francés está en contacto secretamente con ellos para abortar la Revolución y de hecho, es capturado intentando huir al extranjero para planear una eventual retoma del poder absoluto por la fuerza. Dicho acontecimiento será lo que decida a los jacobinos aprobar la ejecución del rey Luis XVI y la reina María Antonieta. Esta medida será la que provoque una alarma general en Europa y la formación de una alianza militar para invadir Francia y restablecer el absolutismo. Esta época es llamada la Convención (o Convención Nacional), gobierno que sustituye a la extinta monarquía constitucional (1791-3), donde se forman los conocidos grupos políticos de los girondinos y los jacobinos, la famosa época de la guillotina, Robespierre, etc. Y también las guerras contra la Convención son el escenario donde empezará a destacar y subir como la espuma un tal Napoleón Bonaparte, originario de Córcega.
Tras este enorme resumen de los primeros momentos de la revolución francesa, volvemos a España, que se ve implicada por dichos acontecimientos.
La política de Floridablanca de “aquí no está pasando nada”, es decir, intentar evitar el contagio revolucionario en España (1791) es considerada insuficiente y Carlos IV destituye a Floridablanca por Aranda.
En su lugar, en 1792, ascenderá un personaje muy controvertido, el famoso Godoy. Miembro de la baja nobleza, es mal visto por la alta nobleza, desplazada por este personaje de un puesto clave en el gobierno. La historiografía tradicional dice que se “ganó el favor de la reina”, pero la verdad es que también era el preferido del rey, porque a partir de ahora, Godoy y Carlos IV unirán sus destinos indisolublemente.
Tras la ejecución de Luis XVI (1793), familiar de los Borbones españoles, actuará en colaboración con otras potencias europeas (Prusia, Austria, Nápoles –Borbones- y Saboya) vecinas de Francia, e invadirá el Rosellón bajo el mando del general Ricardos. Sin embargo, tras la muerte del mismo, los franceses rechazarán la invasión y avanzarán dentro de nuestro país. Por la Paz de Basilea (1795), España tiene que ceder Santo Domingo, pero a pesar de ello, Godoy es investido con el título de “Príncipe de la Paz”.
Tras esta fase de conflicto con la Francia de la Convención, hay una fase de colaboración con ésta. La amistad con Francia durará desde 1796 a 1808. Este giro dado por el gobierno de Godoy se debe al enorme potencial militar francés, que está derrotando a todos los países que invadieron Francia (el ejército galo ha sido renovado, puesto que los mandos son elegidos por sus méritos y no por su nacimiento, ya que todos los ciudadanos ahora son considerados iguales). Se vuelve, tras un corto lapsus, a la tradicional alianza con Francia del XVIII (Pactos de Familia), puesto que se considera que nuestro mayor rival de la época es Gran Bretaña (rivalidad colonial y comercial). Así los llamados 2 Tratados de San Ildefonso sellan la colaboración de España con la Francia revolucionara contra Gran Bretaña.
El primer Tratado de San Ildefonso (1796) se salda con una rotunda derrota. El almirante Nelson fracasará en intentar ocupar Tenerife (1797), pero ese año nuestra flota sufre una gran derrota en la batalla del Cabo San Vicente (en el extremo suroeste de Portugal), perdiendo también Menorca.

La batalla del cabo San Vicente

La situación económica de España empeora rápidamente. A la época de malas cosechas que caracteriza el fin de siglo, hay que añadir los enormes gastos de las citadas guerras, que son un enorme fracaso. Para colmo, los ataques ingleses a nuestro comercio con las colonias son un enorme freno para nuestra economía.
Por ello, Godoy toma una decisión pequeña por su alcance, pero fundamental por su intención.  Godoy, en 1798 autoriza la desamortización de los bienes de las órdenes religiosas más pequeñas con pocos miembros. Es algo revolucionario, también impuesto por la necesidad, y que le hace ganarse también la enemistad del clero. Y de escaso calado puesto que es una medida tímida, que no afecta más que a una pequeña parte de los bienes eclesiásticos. Una desamortización, como veremos, es la puesta a la venta en subasta pública de los bienes de ayuntamientos y del clero, cuyos beneficios van al Estado.
El segundo Tratado de San Ildefonso (1800), España luchó contra Gran Bretaña y su aliado Portugal. La primera nos devolvió Menorca, mientras que de Portugal obtuvimos una ciudad fronteriza de Badajoz, Olivenza, la “ciudad española más joven”. Esta guerra con Portugal recibió el nombre de “Guerra de las Naranjas” (por si os lo ponen).
Sin duda, el hecho más grave del momento fue la batalla naval de Trafalgar (1805), cuyas repercusiones fueron decisivas para nuestra historia. Los ejércitos napoleónicos eran invencibles en Europa, pero Napoleón (coronado emperador en 1804) aún no podía reducir a su gran enemigo insular, Gran Bretaña. Para una eventual invasión de la misma, necesitaba una gran flota. La más grande del mundo era la británica, después la española y en tercer lugar, la francesa. Una alianza franco-española podía asegurar su dominio de los mares y así desembarcar en las islas británicas. Pero Napoleón despreciaba a los españoles. La ineptitud de nuestros políticos, la incapacidad de nuestros ejércitos, etc. le hacían minusvalorar también a nuestros mandos militares, así que decidió entregar el mando de la flota combinada al almirante Villeneuve, menos experimentado que marinos españoles como Churruca, Gravina o Alcalá Galiano. La flota británica, al tanto de que ambas flotas se reunirían en Cádiz, acudieron rápidamente al mando del intrépido Nelson, que no esperó y plantó batalla pese a ser inferior en número. La atrevida táctica británica (Nelson murió, como los almirantes españoles citados) deshizo las antiguas técnicas militares de Villeneuve y la batalla se saldó con una derrota incontestable (esto muy resumible).


CONSECUENCIAS DE LA BATALLA DE TRAFALGAR:
Para España: fin del poderío naval español para siempre jamás. Como consecuencia de esto:
Interrupción del comercio con las colonias americanas, que suponen unas gravísimas consecuencias para nuestra economía (comerciantes, los impuestos que recauda el estado, desabastecimiento de ciertos productos,…).
Inicio de los mecanismos que desembocarán en los procesos de independencia de las colonias en América, ya que la interrupción de la comunicación provoca la autonomía en la organización y gestión de las mismas, fuera del control de la Corona española.
Para Francia: imposibilidad para Napoleón de invadir Gran Bretaña. Ello obligará a Napoleón a forzar a otras naciones dependientes o aliadas de Francia, como Prusia, Austria,…etc. (éstas lo eran por la fuerza, ya que las había obligado por tratados de paz) a no comerciar con los británicos, para con ello, provocar su rendición. A esta medida se le denominó como “Bloqueo Continental”. España, como aliada no forzosa, ya la había adoptado años antes, (por eso los ingleses no dejaban de combatirnos), pero Portugal, aliada de Gran Bretaña, siguió comerciando con ellos.
Para Gran Bretaña: el poderío absoluto de los mares, en Europa y en el mundo. Esto trajo un gran alivio para los británicos
Económico: el Bloqueo Continental nunca supondrá una falta de abastecimiento en el país, puesto que acude a comerciar con otros lugares.
Político: se aleja para siempre el peligro de invasión francesa de las islas británicas.
Militar: los ingleses podrán llevar contingentes militares allá donde quieran. Así, sus tropas, no muy numerosas, serán, sin embargo, resolutivas y muy operativas. Por ejemplo, atacarán nuestras colonias impunemente (ocupación de Montevideo en 1809).
Todo esto es largo, pero permite explicar la derrota de Napoleón y acontecimientos en España de los que hablaremos después.
Ante la obstinación británica de lo plegarse a las exigencias de Napoleón, decidirá invadir Portugal, aliado de Gran Bretaña, y que se había negado en participar en el Bloqueo Continental. España ya lo había intentado en 1801, pero nuestro ejército se había demostrado débil, incapaz y mal dirigido ante un enemigo de menor entidad. Así que Napoleón negoció con el ambicioso Godoy el Tratado de Fontainebleau (1807), también decisivo para la historia de España. España permitía el paso de las tropas francesas por su territorio, para, en un ataque conjunto, conquistar Portugal. También había un reparto secreto del país luso, que incluía un pequeño reino para el propio Godoy.

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