TEXTOS TEMA 9
Preparación del golpe
militar (PAEG)
Tan
pronto tenga éxito el movimiento nacional, se constituirá un Directorio,
que lo integrará un presidente y cuatro vocales militares (…) El Directorio ejercerá
el Poder con toda su amplitud; tendrá la iniciativa de los Decretos-Leyes que
se dicten (…) Los primeros Decretos-Leyes serán los siguientes:
a)
Supresión de la Constitución de 1.931.
b)
Cese del presidente de la República y miembros del Gobierno.
c)
Atribuirse todos los poderes del Estado, salvo el judicial, que actuará con
arreglo a las Leyes y Reglamentos preestablecidos que no sean derogados o
modificados.
d)
Defensa de la Dictadura Republicana. Las sanciones de carácter dictatorial
serán aplicadas por el Directorio sin intervención de los Tribunales de
Justicia.
e)
Derogación de las Leyes (…) que no estén de acuerdo con el nuevo sistema
orgánico del Estado.
f)
Disolución de las actuales Cortes.
g)
Disolución del Tribunal de Garantías Constitucionales.
h)
Restablecimiento de la pena de muerte en los delitos contra las personas (…)
El
Directorio se comprometerá durante su gestión a no cambiar el régimen
republicano, mantener en todo las reivindicaciones obreras legalmente logradas,
reforzar el principio de autoridad y los órganos de la defensa del Estado,
dotar convenientemente al Ejército (…), organizar la instrucción preliminar
desde la escuela y adoptar cuantas medidas estimen necesarias para crear un
Estado fuerte y disciplinado (…) Serán encarcelados todos los directivos de
los partidos políticos, sociedades y sindicatos no afectos al movimiento,
aplicándoles castigos ejemplares (…) para estrangular movimientos de rebeldía y
huelgas.
Conquistado
el poder instaurará una dictadura militar que tenga por misión inmediata
restablecer el orden público, imponer el imperio de la ley y reforzar
convenientemente al ejército, para consolidar la situación de hecho que pasará
a ser de derecho.
General Mola, 5 de junio de 1936
Manifiesto o declaraciones de Franco
(PAEG)
Españoles:
a cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y
la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a cuantos
jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perderla vida, la Nación os llama a
su defensa. La situación de España es cada día más crítica, la anarquía reina
en la mayoría de sus campos y pueblos; autoridades de renombre gubernativo
presiden cuando no fomentan las revueltas; a tiro de pistola y ametralladoras se
dirimen las diferencias entre los ciudadanos, que, alevosa y traidoramente, se
asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. Huelgas
revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la Nación, arruinando y
destruyendo sus fuentes de riqueza y creando una situación de hambre que
lanzará a la desesperación a los hombres trabajadores. Los monumentos y tesoros
artísticos son objeto del más enconado ataque de las hordas revolucionarias,
obedeciéndola consigna que reciben de las directivas extranjeras […].
Justicia,
igualdad ante las leyes ofrecemos. Paz y amor entre los españoles, libertad y
fraternidad, exentas de libertinaje y tiranía. Trabajo para todos, justicia
social […] y una equitativa y progresiva distribución de riquezas, sin destruir
ni poner en peligro la economía española. Pero frente a esto una guerra sin
cuartel a los explotadores de la política […] que directa o solapadamente
intentan destruir a España. Españoles, ¡¡¡Viva España!!!¡¡¡Viva el honrado
pueblo español!!!
Francisco
Franco, Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, Tetuán, 25 de julio de 1936
La postura de Italia
En
España ya se han formado dos frentes. Con uno están alemanes e italianos; con
otro, franceses, belgas y rusos. El Duce está de acuerdo con Hitler en opinar
que la determinación de los dos frentes es ya un hecho consumado. Italia ha
apoyado y sigue apoyando a los españoles sin condiciones. Mucha sangre italiana
se ha derramado y las Baleares han sido salvadas con ayuda de hombres y
material italiano. Ahora lo importante es vencer. Después de la victoria no
pediremos a España nada que pueda modificar la situación geográfica del
Mediterráneo. Sólo pediremos a España que no desarrolle una política contraria
a los intereses de Italia. Nuestra acción en España es una prueba efectiva de
nuestra participación en la lucha antibolchevique.
G. CIANO, ministro de Asuntos
Exteriores de Italia
La postura de
Portugal
Desde
los primeros momentos de la insurrección militar de España, la parcialidad de
Portugal –o mejor, de su gobierno(1)- a favor de los rebeldes ha
sido clara, manifiesta y no disimulada.
Podemos
asegurar que (…) fueron dadas las mayores facilidades para que las labores
preliminares del movimiento sedicioso se desarrollasen con las mayores
garantías de seguridad y eficacia. (…)
Generales
significadísimos como el fallecido Sanjurjo, Cavalcanti, Fernández Pérez,
algunos altos jefes de la marina española, en conexión con los dirigentes del
tradicionalismo español, (…) se reunían constantemente en Estoril y en Espinho,
manteniendo relación directa con los comités rebeldes que actuaban en España,
valiéndose para ello de jóvenes fascistas (…). La afluencia de militares
españoles en el mes de mayo fue extraordinaria, causando incluso extrañeza en
las autoridades de la frontera portuguesa.
CLAUDIO
SÁNCHEZ ALBORNOZ, embajador de España en Portugal, agosto de 1936
(1) Portugal estaba
gobernada por el dictador Salazar
Francia declara la
“No intervención” (16 de agosto de 1936)
El
gobierno de la República Francesa, deplorando los trágicos acontecimientos de
que es teatro España; decidió abstenerse rigurosamente de cualquier injerencia
directa o indirecta en los asuntos internos de este país; animado de la
voluntad de evitar cualquier complicación perjudicial al mantenimiento de las
buenas relaciones entre los pueblos, declaran lo siguiente:
1. El Gobierno francés prohíbe en lo que
concierne, la exportación directa o indirecta, la reexportación y el tránsito
con destino a España, posesiones españolas y zona española de Marruecos de
todas las armas, municiones, y material de guerra así como de todas las
aeronaves montadas o desmontadas, y de toda nave de guerra.
2. Esta prohibición se cursa a los
contratos en curso de ejecución.
3. El Gobierno francés tendrá informados
a otros Gobiernos participantes en este acuerdo de todas las medidas que tome
para hacer efectiva la presente declaración.
El gobierno francés, en lo que
concierne, pondrá en ejecución esta declaración apenas se hayan adherido a ella
los gobiernos británico, alemán, italiano, soviético y portugués.
F.DÍAZ PLAZA: La guerra 1936-1939 en sus documentos, Madrid, 1963.
Decreto de
unificación creando Falange Española Tradicionalista y de las JONS
“(…)
Llegada la guerra a punto muy avanzado y próxima la hora victoriosa, urge
acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el estado nuevo el
pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un
pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto
en la gran tarea. Esta unificación que exijo en el nombre de España (…) no
quiere decir ni conglomerado de fuerzas, ni mera concentración gubernamental,
ni unión pasajera (…).
Dispongo:
Art.
1º. Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se
integran, bajo mi jefatura, en una sola entidad política, de carácter nacional,
que de momento se denominará Falange Española Tradicionalista y de las JONS
(…). Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos (…).
Art.
2º. Serán órganos rectores de la nueva entidad política nacional el Jefe del
Estado, un Secretariado o Junta política y el Consejo Nacional (…).
Art.
3º Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de
Requetés (…).”
Dado en Salamanca, a 19 de abril de
1937.
Francisco Franco (BOE, 20 de abril de 1937)
Carta colectiva del episcopado español
(PAEG)
La
Iglesia no ha querido esta guerra. Cierto que miles de hijos suyos, obedeciendo
a los dictados de su conciencia y de su patriotismo, y bajo su responsabilidad
personal, se alzaron en armas para salvar los principios de la religión y
justicia cristianas que secularmente habían informado la vida de la nación […].La
sublevación militar no se produjo, ya desde sus comienzos, sin colaboración con
el pueblo sano […], que este movimiento y la revolución comunista son dos
hechos que no pueden separarse, si se quiere enjuiciar debidamente la
naturaleza de la guerra. Y porque Dios es el más profundo cimiento de una
sociedad bien ordenada […] lo era la nación española […] la revolución
comunista, aliada de los ejércitos del gobierno, fue, sobre todo, antidivina.
Se cerraba así el ciclo de la legislatura laica de la Constitución de 1931 con
la destrucción de cuanto era cosa de Dios. La guerra es, pues, como un
plebiscito armado. […] La lucha de un pueblo partido en dos tendencias: la
espiritual, del lado de los sublevados, que salió en defensa del orden, la paz
social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente, en un
gran sector, para la defensa de la religión; y de la otra parte, la
materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir la
vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima
«civilización» de los soviets rusos.
1 de julio de 1937
La represión en el
bando nacional
Nuestros
valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que
significa ser hombre de verdad. Y, a la vez, a las mujeres. Esto es totalmente
justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre.
Aquí
seguimos imponiendo castigos a distintos pueblos, donde los criminales
marxistas, ebrios de sangre, continúan sus crímenes contra pequeños puestos de
la benemérita Guardia Civil. Mañana vamos a tomar Peñaflor. Vayan las mujeres
de los rojos preparando sus mantones de luto. Estamos decididos a aplicar la
ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del río, id
preparando sepulturas! (…)
Cumpliendo
lo dispuesto en el bando de guerra, esta mañana ha sido fusilado el comandante
de Artillería señor Loureiro, por haber ordenado la entrega de doscientos
fusiles y otras tantas pistolas a los marxistas, a fin de que asesinasen a
nuestros valientes soldados (…).
También
ha sido fusilado el presidente del Sindicato Obrero de la Pirotecnia, por haber
declarado la huelga y ejercido coacciones sobre los obreros. (…)
Obreros
de Sevilla: (…) Yo os autorizo, bajo mi responsabilidad, a matar como a un
perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción sobre vosotros; que si lo
hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad.
GONZALO QUEIPO DE LLANO, charla
radiofónica del 23 de julio de 1936
Discurso de Dolores
Ibárruri, “la Pasionaria”
Trabajadores,
antifascistas, pueblo laborioso: todos en pie, dispuestos a defender la
República, las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo. A
través de las notas del gobierno y del Frente Popular es conocida por todos la
gravedad del momento actual. En Marruecos y en Canarias se sigue luchando con
entusiasmo y coraje, unidos los trabajadores con las fuerzas leales a la
República. Al grito de el fascismo no
pasará, no pasarán los verdugos de octubre, comunistas, socialistas,
soldados y todas aquellas fuerzas fieles a la voluntad del pueblo van
destrozando a los traidores insurrectos (…) que quieren por el fuego y el
terror sumir a la España democrática y popular en un infierno de terror. Pero
no pasarán. España entera está en pie de lucha.
En
Madrid el pueblo está en la calle, dando calor con su decisión y espíritu de
combate al gobierno para que llegue hasta el final del aplastamiento de los
reaccionarios y fascistas sublevados. Jóvenes, en pie para la pelea. Mujeres,
heroicas mujeres del pueblo, acordaos del heroísmo de las mujeres asturianas;
luchad vosotras al lado de los hombres para defender el pan y la tranquilidad
de vuestros hijos amenazados. Soldados, hijos del pueblo, firmes como un solo
hombre al lado del gobierno, al lado de los trabajadores, al lado del Frente
Popular, vuestros padres, vuestros hermanos y compañeros; luchad por la España
del 16 de febrero; acompañadlos a triunfar.
Trabajadores
de todas las tendencias: el gobierno ha puesto en nuestras manos los elementos
de defensa precisos para que sepamos hacer honor a nuestra obligación de impedir
para España la vergüenza que supondría un triunfo de los verdugos de la
represión de octubre; que nadie vacile; que mañana podamos celebrar la
victoria. Listos para la acción. Cada obrero, cada antifascista, debe
considerarse un soldado en armas.
Pueblo
de Cataluña, Vasconia, Galicia, españoles todos: a defender la República democrática;
a consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero. El Partido
Comunista os llama a todos a la lucha.
Retransmitido por la radio desde el
ministerio de la Gobernación, 19 de julio de 1936
Conquista de Badajoz:
lucha a muerte y represión
“Badajoz
estaba defendida por el coronel Ildefonso Puigdendolas, con unos 8.000
milicianos inexpertos.
Después
de una mañana de bombardeo de la artillería, se ordenó el ataque a media tarde
del 14 de agosto. La 16ª compañía de la 4ª bandera de la Legión se lanzó contra
la puerta de la Trinidad, cantando, en el momento de su avance, su himno, en el
que proclaman que su novia es la muerte. En el primer asalto fueron rechazados
por las ametralladoras de los milicianos. Pero al segundo, los legionarios
consiguieron abrirse paso, matando a sus enemigos a bayonetazos.
Habían
conseguido entrar, aunque, de la fuerza de asalto, sólo sobrevivieron un
capitán, un cabo y catorce legionarios. Al mismo tiempo, otra columna de
legionarios asaltaba las murallas próximas a la puerta del Pilar. Entonces la
batalla continuó en las calles. Las dos fuerzas atacantes se encontraron en la
plaza de la República, bajo la sombra de la catedral, y la lucha cuerpo a
cuerpo continuó hasta la noche. Badajoz quedó sembrada de cadáveres. El coronel
Puigdendolas huyó a Portugal. Los legionarios mataron a todo el que llevaba
armas, incluso a unos milicianos que estaban en las gradas del altar mayor de
la catedral. La plaza de toros se convirtió en campo de concentración. Muchos
milicianos, y todavía más carabineros(1), fueron fusilados por orden
de Yagüe”.
HUGH THOMAS: La Guerra Civil española. Madrid, 1979.
(1) soldados de la guarnición de la ciudad,
que permanecieron fieles al Gobierno
La represión en el
bando republicano
Entonces,
el campesino que estaba junto a mí dijo: “Es una vergüenza. No tengo nada
contra él, pero hay que acabar”. Así es que salió de la fila, se acercó a donde
estaba don Federico y dijo “Con su permiso”, y le dio un golpe muy fuerte en la
cabeza con un bastón.
Entonces,
don Federico bajó las manos y las puso sobre su cabeza, (…) corrió muy de prisa
entre las dos filas, mientras le llovían los golpes sobre las espaldas y los
hombros, hasta que cayó. Y los que estaban al final de la fila le cogieron en
alto y le arrojaron por encima de la barranca. (…)
Don
Ricardo (…) salió del Ayuntamiento (…). Miró la doble fila de los campesinos y
escupió al suelo. (…) Y gritó: “¡Arriba España! ¡Abajo la República! Y me c… en
la leche de vuestros padres”.
Le
mataron a palos, rápidamente, acuciados por los insultos, golpeándole tan
pronto como llegó a la altura del primer hombre; golpeándole mientras intentaba
avanzar, con la cabeza alta, golpeándole hasta que cayó y desgarrándole con los
garfios y las hoces una vez caído, y varios hombres le llevaron hasta el borde
del barranco para arrojarle, y cuando lo hicieron, las manos y las ropas de
esos hombres estaban ensangrentadas; y empezaban a tener la sensación de que
los que iban saliendo del Ayuntamiento eran verdaderos enemigos y tenían que
morir.
Hasta
que salió don Ricardo con su bravura insultándoles, había muchos en las filas,
estoy segura, que hubieran dado cualquier cosa por no haber estado en ellas. Y
si uno de entre las filas hubiera gritado: “Vámonos, perdonemos a los otros, ya
tienen una buena lección”, estoy segura de que la mayoría habría estado de
acuerdo.
Pero
don Ricardo, con toda su bravuconería hizo a los otros un mal servicio. (…)
Yo
me había quedado muy impresionada al ver a Pablo matar a los guardias civiles;
fue una cosa muy fea, pero yo me decía: “Hay que hacerlo así”. (…) si queremos
ganar y salvar a la República. (…)
Dos
hombres estaban tumbados en el suelo y permanecían tendidos boca arriba, en
medio de la plaza, pasándose una botella de uno a otro. Uno de ellos tomó un
trago y gritó después: “Viva la anarquía”, sin moverse del suelo, boca arriba,
gritando como si fuera un loco. Llevaba un pañuelo negro y rojo en torno al
cuello (1). El otro gritó: “Viva la libertad” (…)
Vi
al cura con la sotana remangada que trepaba por un banco y vi a los que le
perseguían, que le daban con hoces y garfios, y vi a uno que le cogía por la
sotana, y se oyó un alarido, y otro alarido, y vi a dos hombres que le metían
las hoces en la espalda y a un tercero que le sujetaba de la sotana y al cura
que, levantando los brazos, trataba de agarrarse al respaldo de una silla (…)
Fue
así como se acabó con los fascistas en nuestro pueblo (…)
ERNEST HEMINGWAY: Por quién doblan las campanas, Barcelona, 1978
(1)
símbolo de CNT-FAI
Julio de 1936, Rincón
de Soto (Rioja), pueblo ocupado por los rebeldes
“Agustín era un mozo(1) sin
inquietudes políticas. Lo que estaba pasando en España no era de su
incumbencia. A él sólo le interesaba su lucha diaria con la tierra de labor.
Esa tarde volvía de la huerta con el azadón al hombro, dispuesto a pasarlo bien
en la taberna. En la carretera se encontró con Miguel, un muchacho de las
Juventudes Socialistas; también Miguel regresaba del trabajo en la huerta, y
juntos caminaron hacia el pueblo. Sin saberlo, iban al encuentro de una de esas
aventuras que sólo se viven una vez. En el camino se cruzaron con un requeté
navarro que paseaba con uno de los nuevos concejales.
El concejal pronunció unas palabras
que, en sí mismas, eran inofensivas:
-Mira, ahí tienes a uno de los más
rojos del pueblo.
El requeté no podía oír esto sin
entrar en santa indignación. Se despidió de su acompañante y siguió a los
muchachos.
-Venga, veniros conmigo.
-¿A dónde?
-Al Ayuntamiento.
-¡Si nosotros no hemos hecho nada!
-Eso ya lo veremos allí.
Y nadie se ocupó de averiguarlo.
Entraron en la celda donde había ya otras tres personas. El único que no tenía
mucho miedo era Agustín, seguro de que podría aclarar las cosas antes de la
noche.
Ya oscurecido, al terminar su partida
de dominó, los requetés salieron de la taberna y se enfrentaron con la
excitante noche veraniega. Alguien preguntó:
-¿Hay algún rojo en el Ayuntamiento?
-Seguro que hay alguno.
-Pues vamos a por ellos.
Y así fue como los cinco hombres
fueron conducidos a las tapias del cementerio y la noche se llenó de disparos”.
PABLO URIEL: Mi Guerra Civil (Prólogo de IAN GIBSON), Valencia, 1988.
(1)
hombre soltero (joven o no)
Baena (Córdoba), 19
de julio de 1936
“19
de julio de 1936: Baena (Córdoba) (…) donde vivían 8.000 y pico jornaleros de
sus 21.000 habitantes… Era en muchos sentidos una población típica de la
Andalucía latifundista. Aquella noche los 90 guardias civiles y los paisanos
que apoyaban el levantamiento comenzaron a fortificarse en la parte alta de la
ciudad. No tardaron mucho en verse atacados por los jornaleros. Eran muy pocos
los que tenían armas de fuego. La mayoría llevaba cañas de bambú con una punta
de metal, hachas, hoces, horcas de madera, azadones. (…) Eran los trabajadores
contra los amos. El odio había alcanzado su punto de ebullición. Durante el
último año o año y medio los jornaleros habían estado exigiendo aumento de
jornales y muchos terratenientes habían dejado de explotar sus tierras,
alegando que la vida estaba imposible. Fue entonces cuando empezaron las
discusiones y de éstas nació la violencia. Bastaba el odio hacia todo el que
llevase corbata. La prenda señalaba a quien no tenía que ganarse un jornal cada
día. (…) A empujones unos hombres empujaban a un cura calle abajo. El cura
llevaba un ronzal al cuello y los hombres le insultaban mientras le obligaban a
caminar. Al cabo de unos minutos (…) se oyó un disparo. Uno de los hombres
había disparado su escopeta de caza a la cara del sacerdote, dejándole ciego.
Se lo llevaron al convento de San Francisco, donde volvieron a pegarle un tiro
y luego lo quemaron. ¿Por qué mataron al cura? Porque los curas estaban unidos
a los ricos (…) Pero sabía que la mayoría de los trabajadores no querían que
matasen a los curas. En los primeros días de lucha los jornaleros mataron sólo
a una docena de los ricos de de la ciudad (…) eran los más severos entre los
terratenientes derechistas que formaban parte de la clase gobernante, los 40 ó
50 a los que los jornaleros debían acudir, gorra en mano, a pedirles trabajo
(…)
Era
ya mediodía (…) los defensores vieron que en los altos de la sierra aparecían
tropas marroquíes, legionarios y guardias civiles (procedentes de Córdoba) (…)
Las tropas marroquíes acorralaron a los jornaleros y los condujeron a la plaza
que había en la cima (…) Los moros fusilaron a los hombres. A los demás (…) se
los llevaron al muro del cementerio. Conté siete camiones, cada uno con ocho o
diez hombres. En total fusilaron cerca de 100.
Las
represalias fueron fulminantes. Los jornaleros que quedaban en el convento de
San Francisco, dieron muerte a sus rehenes. Mataron a 81 personas, incluyendo
mujeres y niños (…) No fueron masacrados por la masa de jornaleros del pueblo
(…), sino por un puñado de hombres, posiblemente forasteros que consiguieron
escapar durante la noche”.
ROBERT FRASER: Recuérdalo y recuérdalo a otros.
Historia oral de la
Guerra Civil española.
Barcelona, 1979.
La represión en los
dos bandos
La
cuestión del número de víctimas causadas por la represión en ambos bandos sigue
esperando una respuesta histórica definitiva… Cabe decir sin temor a
equivocarse que, en conjunto, la
represión franquista causó muchas más víctimas, por la sencilla razón de que
fue más extensa en tiempo, espacio y amplitud. En espacio acabó ejerciendo su
dominio sobre toda España, capturando
nuevos territorios, la mayoría de cuyos habitantes a menudo le eran hostiles
durante la guerra, mientras que el territorio republicano iba disminuyendo. En
el tiempo porque continuó con toda su fuerza durante cuatro años después del final de la guerra. En
amplitud porque el enemigo de clase –el proletariado industrial y rural (por
citar sólo esa clase)- era tres veces más numeroso que la burguesía.
ROBERT FRASER: Recuérdalo y recuérdalo a otros.
Historia oral de la
Guerra Civil española.
Barcelona, 1979.
Las colectivizaciones
en el bajo Aragón
La colectividad se componía de 300
familias, cada una de las cuales, en el año que iba del 1 de septiembre de 1936
al 31 de agosto de 1937, consumió 180 litros de aceite de oliva, 90 kilos de
patatas y unos 350 kilos de pan. Durante un año se bebieron unos 430 litros de
vino por familia; una cantidad modesta, teniendo en cuenta que se trataba del
primer año de libertad revolucionaria. La iglesia había sido convertida en
carpintería. La población era notable por la falta de “comunistas
desordenados”, y por las buenas relaciones que reinaban entre los partidos.
No se pagaban alquileres, y también
eran gratuitos la luz eléctrica (donde la había), el barbero, la asistencia
médica y las medicinas. Los salarios, en general, variaban según el tamaño y
las necesidades de la familia. Como hemos visto, el dinero se abolió totalmente
en muchos sitios, pero, en la mayoría de ellos, al cabo de pocos meses, o fue
sustituido en forma de vales o bonos, o reapareció con el pago de un “salario
normal”, como en cualquier otro sitio.
Bonos
o vales que sustituían al dinero, que no circulaba en las zonas del frente
La vida tradicional en España había
sido muy a menudo, en las pequeñas poblaciones de Castilla y Aragón,
extraordinariamente limitada. La conquista del poder por los trabajadores había
creado problemas, pero gran parte del tedio(1) de la antigua vida
había desaparecido, arrastrado por un mar de lemas, de estímulos para trabajar
más, de canciones revolucionarias, viejas canciones con letras modernas, de
emisiones radiofónicas y reuniones de comité, que daban la ilusión, al menos,
de que existía una vida política en la que podían participar todos.
Desde el punto de vista del
gobierno, la principal desventaja práctica de las colectividades era que no
pagaban impuestos.
HUGH THOMAS: La Guerra Civil española, Madrid, 1979
(1)
aburrimiento, rutina
La confrontación
ideológica entre Unamuno y Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de
Salamanca
El
12 de octubre de 1936 tuvo lugar una célebre confrontación entre Miguel de
Unamuno y el general de la Legión Millán Astray. Tras una serie de discursos
encendidos, pronunciados por algunos profesores y por el arzobispo de
Salamanca, y de proclamas a favor del fascismo y de la Legión, Unamuno tomó la
palabra y pronunció uno de sus más célebres discursos:
“Acabo
de oír el necrófilo e insensato grito “¡Viva la muerte!” y yo,
que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que
no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es
un inválido (…). También lo fue
Cervantes (…). Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera
dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de
esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los
mutilados a su alrededor (…). Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su
sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis
sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y
para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me
parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho.”
MIGUEL
DE UNAMUNO, en HUGH THOMAS: La Guerra
Civil española, Madrid, 1979.
Intento de
unificación en el bando republicano: los Trece puntos de Negrín (PAEG)
1. La independencia de España.
2. Liberarla de militares extranjeros
invasores.
3. República democrática con un Gobierno
de plena autoridad.
4. Plebiscito para determinar la
estructuración jurídica y social de la República española.
5. Libertades regionales sin menoscabo de
la unidad española.
6. Conciencia ciudadana garantizada por
el Estado.
7. Garantía de la propiedad legítima y
protección al elemento productor.
8. Democracia campesina y liquidación de
la propiedad semifeudal.
9. Legislación social que garantice los
derechos del trabajador.
10. Mejoramiento cultural, físico y moral
de la raza.
11. Ejército al servicio de la Nación,
estando libre de tendencias y partidos.
12. Renuncia de la guerra como instrumento
de política nacional.
13. Amplia amnistía para los españoles que
quieran reconstruir y engrandecer España.
Barcelona, 1 de mayo de 1938
Manuel Azaña: discurso de la paz, piedad y perdón (PAEG)
Es la conmoción profunda
en la moral de un país, que nadie puede constreñir y que nadie puede encauzar.
Después de un terremoto, es difícil reconocer el perfil del terreno.
Imaginad una montaña volcánica, pero apagada, en cuyos flancos viven durante
generaciones muchas familias pacíficas. Un día, la montaña entra de pronto en
erupción, causa estragos, y cuando la erupción cesa y se disipan las humaredas,
los habitantes supervivientes miran a la montaña y ya no les parece la misma;
no reconocen su perfil, no reconocen su forma. Es la misma montaña, pero de
otra manera, y la misma materia en fusión que expele el cráter; cuando cae en
tierra y se solidifica, forma parte del perfil del terreno y hay que contar con
ella para las edificaciones del día de mañana.
Este fenómeno profundo,
que se da en todas las guerras, me impide a mi hablar del porvenir de España en
el orden político y en el orden moral, porque es un profundo misterio, en este
país de las sorpresas y de las reacciones inesperadas, o que podrá resultar el
día en que los españoles, en paz, se pongan a considerar lo que han hecho
durante la guerra. Yo creo que si de esta acumulación de males ha de salir el
mayor bien posible, será con este espíritu, y desventurado el que no lo
entienda así. No tengo el optimismo de un Pangloss ni voy a aplicar a este
drama español la simplicísima doctrina del adagio de que «no hay mal que por
bien no venga». No es verdad, no es verdad. Pero es obligación moral, sobre
todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que
se acabe, sacar de la lección y de la musa de escarmiento el mayor bien
posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras
generaciones, que se acordarán, si alguna vez sienten que les hierve la sangre
iracunda y otra vez el genio español vuelve a enfurecerse con la intolerancia y
con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y
escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la
batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados
en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor y nos envían, con
los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje
de la patria eterna que dice a todos sus hijos: «Paz, Piedad y Perdón».
Azaña, M.: Discurso en
el Ayuntamiento de Barcelona, 18 de julio de 1938.
Los sucesos de
Barcelona en mayo de 1937 y la caída de Largo Caballero
La
rivalidad entre las distintas facciones de la izquierda alcanzó su punto más
dramático en Barcelona en los primeros días de mayo de 1937. Allí, CNT y POUM,
junto a troskistas y otras organizaciones minoritarias, se enfrentaron a
comunistas, Esquerra Republicana y Estát Catalá en barricadas durante una
semana con un saldo de un millar de muertos. Tras estos sucesos, el líder del
POUM, Andreu Nin fue detenido, trasladado a Alcalá de Henares y fusilado por
comisarios políticos soviéticos. Así recordaba los hechos un militante
anarquista:
“(…)
Llegó al edificio donde se alojaba el POUM, antiguo Banco de Cataluña. Allí
había una gran actividad. Casi todos los que subían y bajaban, salían y
entraban, estaban armados (…). [Andreu] Nin pregonaba a gritos la lucha a
muerte, conocedor como era de los métodos soviéticos (…). Todos comentaban y
comprendían entonces la verdadera finalidad de la campaña de “Todas las armas
al frente”. Los comunistas buscaban ser los únicos armados para hacerse los
amos de la retaguardia”.
BUESO, A.: Recuerdos de un anarquista, en GALLEGO MARGALEFF, F. Barcelona, mayo 1937, La crisis del
antifascismo en Cataluña. Barcelona. Debate, 2007
La conspiración
contra Juan Negrín
¿Cuál
es la realidad de la vida actual de la República? (…) La verdad es,
conciudadanos, que después de la batalla del Ebro, los Ejércitos nacionalistas
han ocupado totalmente Cataluña, y el Gobierno republicano ha andado errante
durante largo tiempo en territorios franceses (…). El Gobierno Negrín (…) no
puede aspirar a otra cosa que a ganar tiempo (…). Y esta política de
aplazamiento no puede tener otra finalidad que alimentar la morbosa creencia de
que la complicación de la vida internacional permita desencadenar una
catástrofe de proporciones universales, en la cual, juntamente con nosotros,
perecerían las masas proletarias de muchas naciones del mundo (…). Yo os hablo
desde este Madrid que ha sabido sufrir con emocionante dignidad su martirio (…)
que en este momento grave asistáis, como nosotros asistimos, al poder legítimo
de la República que, transitoriamente, no es otro que el poder militar.
Alocución radiofónica de Julián
Besteiro del 5 de marzo de 1939
El último parte de
guerra
“En
el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas
nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”
Burgos, 1 de abril de 1939. Año de la
Victoria. El Generalísimo Franco.
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